No soy un tipo tan insensibe, tanto así, que me he comprado una muñeca inflable, en la caja dice -----Magic Siren, tan suave como un pequeño terciopleo------; y aunque el vendedor me comentó que era lo más solicitado por mujeres lesbianas, el nombre de Magic Siren fue tentador, solo me bastó recordar "Mermaid in Manhole" de la críticada serie de peliculas "gore-ultraviolentas" Guinea Pig . Así que la compre, dentro del instructivo vi el nombre de la modelo en la cual se basaba "el molde de la muñeca"; Irma, ja , por alguna razón imaginé a una profesora universitaria, quizás de ciencias o cosas como estadística o física, con su falda impecablemente bien planchada, una blusa blanca y facilidad de palabra, algo engorrosa y dulce; con un tono de voz "aterciopelado". Irma, edad: 24 años, preferencias sexuales: mujeres, comida preferida: dietética; todo eso incluía los stats de la muñequita esa. La inflé y me llevé una sorpresa, pensé que cuándo tomaron a Irma de molde estaba estreñida o le dijeron, te va a comprar un tal Juan Beat; había imagiando un dulce y pacífico rostro, pero en cambio, la rabia era evidente, "la boca" chueca, unos "ojos" terribles e incluso mal diseñados, era una muñeca feísima, como una barby de plastico pirata; vi de nuevo el instructivo, quizás me habían cambiado a mi "mermalaid", pero no, cerca de nalga se encontraba el sello de garantía -----Magic Siren, copy right-----. La llevé a la sex shop, el vendedor me dijo -----pinche muñeca, de nuevo esta jeta, ya van tres que salen así con estos defectos, ¿quiere otra?-------. -------No, quiero mi dinero----- contesté. -------------Bueno cada quien----- dijo un poco consternado el vendedor; imaginé al tipo inflando a la magic siren, seguro la colocó boca arriba y se bajó los pantalones, rozó su pene con la "vagina vibratoria" y eyaculó. La frase -----Bueno cada quien----- me sonó de resignación.
El vendedor me regresó el dinero y salí a comprar terciopelo negro para forrar mi primer libro de poesía que nunca editaré ni podré ver en los estantes de las librerias. Esta vez, hasta con una muñeca me equivoqué.
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